Los datos informados desde la organización que tiene como referente al empresario José Palazzo, aseguró que los recursos involucrados y el movimiento de personas, “consolidan definitivamente (al festival) como un motor económico y cultural dentro de las industrias culturales y creativas”.
La compañía destacó que el volumen total se construye con la suma de la inversión de la empresa y los consumos del público tanto dentro como fuera del festival.
El festival no sólo genera empleo e ingresos durante su realización sino que también impulsa de manera cabal la transformación turística en la región anfitriona, aseguró la empresa.
Al mismo tiempo, el evento sobresale por su “irrenunciable compromiso con la sostenibilidad”.
En esta edición 2024, nuevamente lidera el sector realizando otra vez su exhaustivo estudio de triple impacto en el que se evalúa su influencia ambiental y el gran impacto económico y sociocultural. El estudio de triple impacto fue desarrollado por el área de Investigación y Extensión del Instituto Cultura Contemporánea, por tercer año consecutivo y ofrece información esencial sobre el perfil del público asistente y su consumo cultural.
El área de sustentabilidad del festival se analizó diversas cuestiones ligadas al medio ambiente como la huella de carbono, la gestión de residuos y la cuidado y mitigación del impacto en la biodiversidad. Si bien los resultados finales del estudio se presentarán oficialmente en las próximas semanas, las primeras cifras ya ratifican el crecimiento constante y la relevancia de Cosquín Rock en el panorama cultural y económico nacional y latinoamericano, indicaron desde la organización.
Los números
Además de los 21 mil millones de pesos que movilizó el evento, el festival se desarrolló en 14 hectáreas, la mayor superficie en Latinoamérica usada para un festival.
En paralelo, los seis escenarios que se montaron en el predio, presentaron 106 propuestas artísticas.
Asimismo, se entregaron 90 mil litros de agua gratis a través de puntos de hidratación. La realización del evento construyó, una vez más, 5.000 empleos directos.
A esta cifra deben anexarse los empleos indirectos dentro del festival, y los emprendedores e independientes, así como otros agentes indirectos fuera del predio, que impactan en servicios y comercios de la región, así como la economía social.
A la par de la muy diversa propuesta artística con bandas locales, nacionales y extranjeras, el evento incluyó, como es habitual, una producción gastronómica que, en esta ocasión, “ganó en tiempo” a partir de los cambios efectuados respecto a ediciones anteriores.
Las facilidades para entrar al festival, y cargar las pulseras que incluían un código QR que actuaba a modo de billetera virtual, permitieron disfrutar en su totalidad de las ofertas de los siete escenarios dispuestos en un predio cada vez más amplio.
Párrafo aparte para las diferentes experiencias y novedades que impulsadas por la organización o por las empresas patrocinantes, incluyeron alternativas que excedieron la cuestión artística, entre ellos una grúa que elevaba una tarima a unos 30 metros del piso para poder tener una visión panorámica de todo el espacio.
